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Flamencos en Yucatán, Ecologia, México

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Hace unos años en lo que ahora es Cancún era posible ver al amanecer una nube rosa acercarse hasta descender en las aguas de la laguna Nichupté. Aunque allí ya no es posible ver las bandadas de Flamencos Rosas, todavía se puede presenciar ese espectáculo en Celestún, Río Lagartos, o a tan sólo una hora al sur de Cancún en el parque Xcaret, que ha creado un existoso programa de reproducción.

El Flamenco Rosa, también llamado Flamenco Caribeño, es una de las cuatro especies americanas de flamencos, la única en Norteamérica. Son aves gregarias de gran tamaño y aunque su naturaleza no es migratoria, los cambios en el clima las obligan a cambiar de hábitat buscando siempre aguas salobres de poca profundidad. El viaje transcurre de noche, por lo que el espectáculo estremecedor de su llegada suele ser al amanecer.

El característico color rosa de su plumaje lo obtienen de una dieta rica en caroteno: principalmente camarones y otros moluscos que desentierran del fango con sus largas patas y después filtran con su gran pico. Las hembras prefieren al macho de color más intenso. Aunque el cortejo parece no estar relacionado a ninguna estación, la cantidad de lluvias puede ser un factor decisivo: mayor precipitación garantiza mayor cantidad de alimento.

Pueden pasar años sin aparearse, cuando a veces lo hacen hasta dos veces por año.Las parejas de Falmencos tienden a ser de por vida. No se sabe cuanto viven en estado salvaje, pero en cautiverio llegan a vivir de 50 a 60 años. Las hembras ponen un gran huevo en un nido sobre el suelo en forma de volcán, hecho con lodo, paja, plumas y guijarros. La incubación dura de 25 a 30 días y ambos padres la realizan.

Los polluelos nacen con las plumas de color gris y se alimentan con una especie de “leche” que tanto el padre como la madre producen en el tracto digestivo. Otros flamencos suelen participar en la alimentación de los polluelos. Aunque no se les considera una especie en peligro de extinción, su habitat se ha visto reducido en los últimos años. Los que aún quedan han sido declarados santuarios naturales, si los visita procure no dañarlos.